Es un hecho científicamente comprobado: las personas necesitamos el contacto con la naturaleza. Más aún en estos tiempos en los que las prisas, el estrés y el ritmo de vida pueden llegar a suponernos alteraciones en el estado de ánimo y en la salud. Tener un pedacito de naturaleza cerca de nosotros nos ayuda a tener mayor armonía en el cuerpo y en la mente y nos aporta grandes beneficios.
¿Por qué no decantarnos por introducirla dentro de nuestros propios hogares?
Ya no es necesario tener un espacio para el jardín o el huerto, recurriendo a diferentes recursos podemos obtener espacios interiores en los que lo natural esté muy presente.
Obviamente la primera opción en la que pensar a la hora de darle un toque de naturaleza a nuestra casa es instalar plantas para obtener verdor y viveza en las estancias deseadas.
Tenemos la tradicional opción de instalar rincones verdes a base de plantas o arbustos y en el caso de tener espacio, luz apropiada y techos altos, incluso pequeños árboles. Estos pueden colocarse bajo claraboyas y ventanales, aunque ponerlas en el balcón sigue siendo un clásico. Por supuesto escogeremos plantas de interior o exterior dependiendo de cada caso. Como vuelta de tuerca recomendamos los “huertos urbanos”, pequeños espacios donde tener plantas frutales e incluso hortalizas.
Gracias a las últimas novedades los hay incluso con luces especiales, riego automático y por supuesto diseños muy coquetos y atractivos. Otra opción que también es funcional a la par que decorativa es instalar un jardín vertical en alguna de nuestras paredes. La parte de la funcionalidad es porque si además elegimos plantas aromáticas, podremos utilizarlas en nuestra cocina diaria, secarlas y aromatizar los armarios, etc.
En este caso los elementos herbáceos o arbóreos no tienen siempre porque estar “vivos”. Se pueden obtener sensaciones visuales similares con plantas, flores y hierbas previamente desecadas y tratadas. Lo tradicional es colocarlas en jarrones o recipientes que las soporten, pero las últimas tendencias han dado una vuelta de tuerca a este concepto y se pueden ver recreaciones de entornos naturales nada habituales, como plantas pantanosas en grandes macetas continuas, fosos con piedras naturales de río con juncos, etc.
Hay una cuestión clave a abordar en cuanto a este asunto, y es que no solamente los elementos vegetales aportan estos beneficios. Podemos darle a nuestras estancias nuestro toque personal y con estilo también ayudándonos de los materiales escogidos para todos los elementos que conforman la decoración de nuestra casa.
Uno de los materiales por excelencia en este caso, sería la madera. Suelos, paredes, mobiliario de estilo rústico son un must, pero para los más atrevidos se puede valorar la posibilidad de instalar tocones de árbol a modo de pie de mesa, paneles de madera de bambú o mimbre, tela e incluso de corcho.
Aparte de las fibras naturales en cuanto a este tipo de decoración hay que tener en cuenta las piedras naturales; en este caso cuanto más reales y menos “tratadas” se vean, tanto mejor. Una buena idea es utilizar para nuestras encimeras de la cocina y los suelos, piedra con una veta viva y que contraste, ya que acentúa la sensación de estar en un ambiente montañoso y libre de elaboraciones humanas.
Esperamos que este artículo os haya interesado y que os anime a llevar un pedacito de naturaleza al interior de vuestros hogares.